(traducción)
Los años rojos
En “De tan cerca, de tan lejos”, la primera sección de su polémico Deleuze: el clamor del Ser, Alain Badiou brevemente evoca la tensa situación ideológica en los últimos años de los 60 y los primeros de los 70, en los que él fue alguna vez tan lejos como para boicotear el curso de su más antiguo colega en la recientemente creada Universidad de París VIII en Vincennes:
“Entonces vinieron los años rojos, 1968, la Universidad de Vincennes. Para el maoísta que era, Deleuze, como la inspiración filosófica para lo que nosotros llamábamos los “anarco-deseantes”, era un enemigo de lo más formidable, por ser interno al “movimiento” y por el hecho de que su curso era uno de los puntos focales de la universidad”
En la versión francesa original, publicada en 1997, este pasaje –como el recordatorio de la breve introducción en la que aparece –en verdad está escrita en tiempo presente. Pour le maoïste que je suis, Badiou escribe así, literalmente, “para el maoísta que soy”. Por supuesto, el uso francés representa meramente un cambio súbito al presente narrativo; técnicamente hablando, estamos todavía en el pasado, y, en este sentido, la traducción inglesa es de ningún modo incorrecta. No obstante, algo de la aguzada ambigüedad vinculada al uso del presente narrativo se pierde en el pasaje de una lengua a la otra, como si la imagen general de un pasado potencialmente incómodo reemplazara la sugerencia de una lealtad en curso, o al menos una deuda persistente, hacia el maoísmo.
A través del encuadre de mi traducción de la conferencia de Badiou “La Revolución Cultura: ¿la última Revolución?”, quiero argumentar que la relación de Badiou con el maoísmo, que alcanza una forma de posmaoismo, puede ser de hecho resumida en el ambiguo uso del presente narrativo. Si tuviéramos que especificar esta ambigüedad, podríamos decir que Badiou fue y aun es un maoísta, incluso si él mismo ya no es el mismo maoísta que alguna vez fue. Badiou mismo dice al inicio de su charla, citando a Rimbaud para referirse a sus años rojos: “J’y suis, j’y suis toujours” (“Estoy ahí, todavía estoy ahí”, algunas veces traducida como “Estoy aquí, todavía estoy aquí”). Y aun así sentimos que una impresión de paseitud innegablemente oscurece la continua presencia del pasado en el presente. Lo que parece tan cerca está también excedentemente lejos; y lo que hay allí esta quizás no demasiado aquí. Por el mismo detalle, no debemos omitir la posibilidad de que cierto distanciamiento interior pueda ya definir la compenetración original al maoísmo mismo. De hecho, el propio rol de Mao para Badiou habrá de consistir en gran medida en introducir una división interior dentro del legado del Marxismo Leninismo. “Desde las montañas Jinggan hasta la Revolución Cultural, el pensamiento de Mao Zedong es formulado contra la corriente, como obra de división”, resume Badiou en su Théorie de la contradiction (1975), antes de identificar la lógica de la escisión de Mao como un ejemplo principal de pensamiento dialéctico: “El pensamiento rebelde, si alguna vez hubo uno, la revuelta del pensamiento de la revuelta: pensamiento dialéctico”. El maoísmo, entonces, en términos más estrictamente filosóficos, vendría a marcar un entendimiento de la dialéctica como precisamente aquel pensamiento a través de las separaciones internas y recomposiciones divididas. Como Badiou escribiría varios años después en un artículo para Le Perroquet, una de las publicaciones periódicas de su grupo maoísta: “En riesgo están los criterios del pensamiento dialéctico – pensamiento general de la escisión, de la ruptura, del evento y de la recomposición”.
Hipótesis de trabajo
Podríamos empezar por ponderar algunas de las más desafortunadas consecuencias del hech de que el vasto cuerpo de trabajo de Badiou, que se sostiene casi tan alto como su autor, ha empezado solo recientemente a atraer atención crítica seria. Esto es verdad no solamente en las zonas del mundo donde se habla inglés, donde varios libros han sido ahora traducidos o están siendo traducidos, sino incluso en Francia, su país natal. De hecho, para encontrar una tradición de comentario crítico y análisis concreto basado en el trabajo de este pensador, yo suelo insistir regularmente en que debemos volvernos a Latinoamérica, especialmente a Argentina, donde la revista Acontecimiento: Revista para pensar la política por más de una década ha realizado intervenciones específicas inspiradas por Badiou sobre tales situaciones. La mayoría de las publicaciones de Badiou, junto a un considerable número de documentos todavía sin editar incluso en Francia, han estado también mucho tiempo disponibles en español y portugués. En contraste, no siquiera sus dos textos más importantes, Théorie du sujet (1982) y L’Etre et l’événement (1988), están publicados actualmente en inglés. Muchos lectores angloamericanos deben así casi por default limitarse a los libros más recientes y cortos, empezando con la edición de 1999 del Manifesto for Philosofy (1989) y siguiendo hacia la aparentemente simple edición de Ethics: An Essay on the Understangin of Evil (1993) del 2002, mientras que otros han llegado a la filosofía de Badiou solo desde tradiciones circundantes, ya sea al enfocarse en su Deleuze o en el “evento” de la Cristianda como es señalado en Saint Paul: The Foundation of Universalism (1997). Lo que suele perderse en el camino de estas lecturas son precisamente las deudas de larga data de Badiou hacia el maoísmo y a la secuencia política oficialmente conocida como la Gran Revolución Cultural Proletaria. Badiou explica en su Ética que este periodo maoísta de hecho implicó una doble adhesión, una fidelidad no a uno sino a dos eventos, refiriéndose a “la política de los maoístas franceses entre 1966 y 1977, que trató de pensar y practicar una fidelidad a dos eventos entrelazados: la Revolución Cultural en China, y el Mayo del 68 francés”. Muchos lectores están, por supuesto, conscientes que durante esos tumultuosos años, aunque nunca habiendo sido estrictamente hablando “pro China”, el autor fue un firme defensor de las ideas del presidente Mao. Badiou mismo hace suficientes referencias a través de su trabajo para sugerir cuán formativa fue esta experiencia, y aún continúa siéndolo, para su pensamiento. Pero el conocimiento de este hecho raramente lleva a una indagación sostenida a la sustancia del maoísmo de Badiou. Incluso más, la sabiduría comúnmente aceptada entre los lectores de Badiou ahora sostiene que, entre mediados y finales de los 80s, somos testigos de una ruptura limpia de todas las formas de pensamiento de pensamiento dialéctico – incluida una ruptura, entonces, del pensamiento de Mao Zedong. Al menos Peter Hallward tiene la virtud de subrayar la posibilidad de una investigación mucho más meticulosa en el persistente legado del maoísmo de Badiou. Este legado implica no solo una fidelidad inquebrantable a formas de compromiso político, sino también toda una serie de invariantes teóricas y filosóficas. Si este es el caso, en efecto, ¿entonces no deberíamos al menos ser cautelosos de dibujar demasiado rápido una línea en la arena entre el Badiou “temprano” y el Badiou “tardío”?
La investigación maoísta
Incluso hoy, en Badiou el concepto de política como un proceso de verdad se mantiene, en un gran nivel, inseparable –a pesar de las aparentes autocríticas, de la teoría y la práctica de su visión del maoísmo. Para dar solamente una indicación sintomática de esta continuidad, todos los procesos de verdad, y no solo el proceso político, implican una “investigación” o “indagación” sostenida hacia la posible conexión o desconexión entre los varios aspectos de una situación dada, y que habrá tomado lugar esta situación bajo el signo de un evento. Como escribe Badiou en L’Etre et l’evènement: “Al final, por lo tanto, podemos legítimamente tratar la indagación, series finitas de constataciones mínimas, como la verdadera unidad básica del procedimiento de verdad”, y así, a través de la “sutil dialéctica entre conocimientos y fidelidad posevental” que está en riesgo en tales procesos, como parte del “núcleo mismo de la dialéctica entre conocimiento y verdad”. Badiou ciertamente no debe haber olvidado que la tarea de emprender tales “indagaciones” o “investigaciones” (enquêtes) en muchas partes del mundo fue una de las lecciones más importantes sustraídas del maoísmo.
Un capítulo entero de El Pequeño Libro Rojo está dedicado a esta misma cuestión bajo el título de “Investigación y Estudio”. Y uno de los primeros ejemplos concretos de este método de estudio puede ser encontrado en el texto de 1927 del propio Mao Informe sobre una investigación de movimiento campesino en Hunan, el principal tema del cual –el rol revolucionario del campesinado de que ya dejaba sonar una fuerte nota disonante en comparación con el marxismo y el leninismo ortodoxo- él luego revisitaría, entre otros lugares, en sus Encuestas Rurales de 1941 (otra vez, en las ediciones franceses, el mismo término, enquête, es usado para traducir los conceptos que aparecen como “investigación” y “encuesta” en inglés). En el prefacio a este último texto, Mao reitera el principio de la investigación como forma de análisis concreto de una situación concreta, o para así decirlo, ir en contra de la abstracción de la teoría pura e incondicionada:
“Todo aquel involucrado en el trabajo práctico debe investigar las condiciones en los niveles inferiores. Tal investigación es especialmente necesaria para aquellos que conocen la teoría pero no conocen las condiciones reales, de otro modo no estarán en la capacidad para vincular la teoría con la práctica. Aunque mi aseveración, “Si no hay investigación, no hay derecho a hablar”, ha sido ridiculizada de “empirismo chato”, hasta hoy no me arrepiento de haberla hecho; lejos de arrepentirme, todavía insisto que sin investigación no puede haber ningún derecho a hablar.
Serge July, un miembro a la cabeza del que prontamente se convertiría en el ex Gauche Proletarienne, por lejos el más famoso grupo maoísta francés, y sucesivo cofundador del diario Libération, luego iría a señalar que “la investigación es la clave teórica del maoísmo francés”. De hecho, el principio de investigación, o enquête, junto la así llamada “evaluación de experiencia”, o bilan d’expérience, fue una característica fundamental de la propia organización maoísta de Badiou, la UCFML, o Unión de Comunistas de Francia Marxista Leninista. La investigación es precisamente lo que permite que cualquier proceso militante siga avanzando en la espiral entre las varias experiencias políticas y su efectiva concentración teórica. Así, en una colección de textos que resumían los logros del primer año de existencia de la UCFML, leemos que “la investigación maoísta no es una simple observación de hechos (un simple constat), no es incluso la observación entusiasta de las consecuencias de nuestras intervenciones. Ella resuelve un problema. ¿Cuál problema? El de la adquisición de los efectos de la intervención por los trabajadores”, y más tarde, en otro documento, “la investigación no solo debe yacer en la búsqueda de un nuevo objetivo en la lucha, debe proponerse el poner en marcha prácticas duraderas, resaltar la lucha ideológica. Antes y después de la lucha, algo ha cambiado, y debemos saber cómo hacer que eso siga vivo”. Siguiendo a Mao, además, la UCFML identifica como una tarea urgente el llevar a cabo investigaciones no solamente entre la clase trabajadora urbana sino también entre el campesinado pobre. “En particular, es de primordial importancia llevar investigaciones militantes sobre las grandes revueltas del campesinado pobre, especialmente en Francia central y del oeste”. En un nivel más amplio, esta última tarea es asumida por la UCFML en Le livre des paysans pauvres (El libro de los campesinos pobres), un equivalente colectivo y local de las Encuestas Rurales de Mao, que resume la actividad militante de la organización en la campiña en los 70s en Francia. Finalmente, podemos también mencionar la incluso más reciente investigación realizada en China, en Marzo y Abril de 1989, por los amigo cercano y colaborador de Badiou Sylvain Lazarus junto a sus camaradas italianos Sandro Russo, Valerio Romitelli, y Claudia Pozzana, parte de cuya discusión posterior fue subsecuentemente publicada en el boletín de la UCFML Le Perroquet.